La música no constituye algo aparte, sino que se halla en el centro mismo de las cosas. De hecho, no es tanto un "algo", sino un modo de conocer el mundo; un modo de ser nosotros mismos.

Nicholas Cook

miércoles, 27 de marzo de 2013


EL OCASO DE BEETHOVEN, LOS ÚLTIMOS DÍAS DEL GENIO.


Tal día como ayer, 26 de marzo de 1827 fallecía Ludwig Van Beethoven. No se sabe con exactitud la fecha de su nacimiento, ya que su padre lo presentó públicamente cuando tenía 8 años de edad, pero probablemente tendría menos edad (unos 2 años). Fue un compositor bastante próspero, y muy importante entre sus contemporáneos gozando de mucho prestigio (a diferencia de Mozart, que murió en la más absoluta pobreza y fue enterrado en una fosa común).

Su música es considerada como un punto de inflexión en la historia de la música, representa la transición del clasicismo al romanticismo. Es reconocido como uno de los compositores más importantes de la historia, mencionado como parte de las “Tres Bes” (junto con Bach y Brahms). Nos ha dejado un vasto legado musical:

  • 9 Sinfonías
  • 1 Ópera
  • 2 Misas
  • 3 Cantatas
  • 32 Sonatas para piano
  • 5 Conciertos para piano
  • 1 Concierto para violín
  • Triple concierto para violoncello, piano y orquesta
  • 16 Cuartetos de cuerda
  • Una gran fuga
  • 10 Sonatas para violín y piano
  • 5 Sonatas para violoncello y piano
  • Oberturas, obras de cámara, variaciones sobre canciones populares, bagatelas para piano...

Sus últimos días fueron más que tortuosos. Desde 1814 (cuando tenía alrededor de 44 años) se quedaba completamente sordo, hasta tal punto que mantener una conversación con él era prácticamente imposible; por ello comenzó a usar trompetillas


(Una de las trompetillas acústicas que utilizaba Beethoven, realizada en papel piedra, que se conserva en la casa del músico en Heiligenstadt, cerca de Viena)

Para amplificar lo que la gente decía y a comunicarse por escrito a través de los Cuadernos de Conversaciones. Esto sordera estaría provocada (según especialistas británicos que han estudiado post- mortem las enfermedades del maestro) por una combinación de problemas nerviosos, sumado a la esclerosis ósea que afectó a los huesos del oído. Ésta pérdida de audición influyó enormemente en su carácter, en su autoestima y le indujo a beber en mayor cantidad.

A todo ello hay que añadir que a partir de 1792 (a los 22 años de edad) comenzó con sus interminables problemas intestinales. Tenía eso que llamaban “una mala salud de hierro” ya que nunca hizo nada por preservarla, sufriendo graves catarros, intensos dolores de cabeza, además de problemas de vista que le llevaron a usar anteojos; y una artritis progresiva. La cirrosis atacó severamente el hígado, ya que en ningún momento supo prescindir de su mencionada afición a los vinos; lo que derivó en una pancreatitis crónica. Todos estos factores fueron minando poco a poco su equilibrio emocional lo que explicaría sus frecuentes arrebatos de cólera que salpican toda su existencia.

En marzo de 1827 el doctor Wawruch es llamado de urgencia y le diagnostica una neumonía severa y le ordena quedarse en cama. Finalmente el maestro fallece el 26 de marzo a causa de un fallo hepático.

LA TORMENTA

El 26 de marzo junto a él se encontraban su cuñada y Hüttenbrenner quien mitifica el instante de su muerte, defendiendo que con el trueno recuperó durante unos instantes la audición:

“Permaneció tumbado, sin conocimiento, desde las tres de la tarde hasta las cinco pasadas. De repente hubo un relampago, acompañado de un violento trueno, y la habitación del moribundo quedó iluminada por una luz cegadora. Tras este repentino fenómeno, Beethoven abrió los ojos, levantó la mano derecha y miró hacia arriba, con el puño cerrado y una expresión amenazadora, como si tratara de decir: ¡Potencias hostiles, os desafío! ¡Dios está conmigo!. Cuando dejó caer de nuevo la mano sobre la cama, sus ojos estaban ya cerrados. Yo tenía mi mano detrás de su cabeza. No hubo más respiros ni latidos de su corazón”

Según los cronistas más generosos de la época, a su entierro acudieron más de 20.000 personas. Escuelas y comercios cerraron.


(Acuarela del artista Franz Xaver Stöber, donde está representado el entierro de Beethoven. Se encuentra en la Casa Museo de Beethoven)

A su multitudinario entierro fue el músico-compositor Franz Scubert. Una banda de metales ejecutó los Dos Iguales para Trombón W. 30, que el músico había compuesto en 1812. Alrededor de su féretro se encontraban sus amigos más íntimos, como el poeta Schindler. Unos momentos antes de entrar en el campo santo (donde no se permitía la realización de actos públicos en su interior) el poeta Grillpazer pronunció un solemne discurso con el que selló la vida del compositor:

“Las espinas de la vida hieren profundamente, pero, cuál náufrago que se aferra a la orilla, él se lanzó a tus brazos, hermana sublime de la bondad y de la verdad, consoladora del dolor, oh Arte, que bajas de lo alto... Fue todo un artista; y ¿Quien es digno de ser colocado junto a él? Desde el arrullo de la paloma hasta el borboteo de la tempestad, desde el empleo sutil de sabios artificios hasta ese tremendo límite en que la cultura se pierde en el caos de las tumultuosas fuerzas de la naturaleza, él pasó por doquier, todo lo sintió. Quien venga tras él no continuará; deberá volver a empezar, pues este precursor ha terminado su obra allí donde terminan los límites del arte”


Tumba de Beethoven en el Cementerio de Zentralfrield de Viena

L. Valverde





lunes, 25 de marzo de 2013


LA MÚSICA Y EL SER HUMANO.




(Flauta paleolítica realizada en hueso, periodo auriñaciense del yacimiento de Geissenklösterle, Suavia: Alemania)



Sin duda alguna, la música presenta bastantes particularidades con respecto a las otras artes;pero la más peculiar es precisamente su factor humano. La música necesita de la figura del intérprete para hacerla vivir, sino la pieza o concierto es mudo... ¿Se imaginan la vida sin música?Imaginarse la vida sin música es prácticamente imposible, incluso una persona sorda es capaz de sentir e interiorizar el ritmo; de hecho el gran maestro Beethoven compuso su famoso “Himno de la Alegría” completamente sordo.
Es precisamente nuestra capacidad para disfrutar de la música lo que en la evolución nos ha hecho humanos. El ser humano actual se distingue de otros antepasados por el eminente desarrollo de una parte del cerebro muy concreta, el córtex prefrontal, la que se correspondería con la parte dela frente. Su desarrollo iría paralelamente al del lenguaje, la inteligencia abstracta y la capacidad musical; todos estos elementos estarían íntimamente unidos al amanecer de la conciencia.
Acerca del origen la música, no se sabe como surgió, pero hay muchas teorías sobre ello como la que propone Charles Darwin quien defiende que la génesis de la misma reside en el cortejo amoroso, otros teóricos dicen que se halla en un intento del ser humano de imitar los sonidos de su entorno... Sea cual fuere su origen, es indiscutible que la música ha estado presente en la vida cotidiana del humano a lo largo de su historia. En la época prehistórica no había partituras, pero por pinturas halladas en algunas cuevas se sabe que había música en forma de cantos y percusión corporal, incluso han llegado hasta nosotros algunas flautas hechas de hueso. En la época de lAntiguo Egipto se sabe por el Libro de los Muertos que la música era utilizada en sus rituales, y se depositaban entre otras cosas instrumentos en las tumbas, ya que era costumbre enterrar al difunto con un pequeño ajuar que constara de objetos que le iban a ser necesarios en la otra vida. En la Antigua Grecia y Roma, la música era considerada como un regalo de los dioses, y estaba muy ligada al teatro. En la época Tardo-antigua y en el Medievo la música estaba muy unida a la religión, donde se tenía la creencia de que mediante la práctica musical elevaba el ánimo a Dios, el propio San Agustín dice que “orar cantando es orar dos veces”. Más adelante, en el Renacimiento nace una nueva visión más terrenal con el auge del antropocentrismo y el humanismo; el ser humano pasa a ser el centro de las artes y aunque se sigue componiendo música al servicio de la religión; empiezan de nuevo a tratarse temas mas mundanos como el amor cortés, se intenta imitarla naturaleza mediante el canto como se puede ver en algunos motetes de la época; es precisamente en esta época cuando empieza a aparecer la conciencia de autoría y se dan a conocer algunos compositores. En el Barroco se intenta volver hacia la música que se hacía en la antigua Grecia y Roma naciendo con el un género tan importante como la ópera. En el Clasicismo se deja de considerar al músico como un sirviente más y pasa a ser tratado como un artista, es la época del gran compositor Mozart y la música está sometida a la razón. Posteriormente, durante el Romanticismo la música está al servicio de los sentimientos y emociones, tomando un camino más irracional. En la época actual la música se diversifica ocupando todos los aspectos del día a día,anuncios, radio, ocio...
Si tenemos en cuenta el ciclo vital del ser humano, vemos que estudios recientes afirman que poner música al feto es bastante beneficioso; este es el denominado “Efecto Mozart” ayuda a desarrollar la inteligencia, el lenguaje, y un largo etcétera. Una vez el bebé ha nacido es capaz de distinguir rápidamente la voz de la madre y la voz del padre, por ello; la relación de una madre que cante con amor a sus hijos es irreemplazable creándose un vínculo único. En este sentido destacar que algunos tipos de música contribuyen a que el bebé pueda estar más tranquilo e incluso ayudarle a conciliar el sueño. La mayoría de pedagogos coinciden que la edad para empezar a aprender música está entre los tres y cinco años de edad, pese a que la música es beneficiosa a cualquier edad. Si se practica en la tercera edad, contribuye a la disminución de pérdida de la memoria, amejorar la coordinación, a socializarse, dormir mejor, y a la larga se produce la disminución en la ingesta de medicamentos. Los beneficios de la música son incalculables, de hecho hay una terapia para superar problemas psicológicos e incluso físicos denominada musicoterapia.
Por último, destacar que el poder de la música es inimaginable; que no entiende de barreras físicas, de edad, psicológicas... pero tampoco entiende de creencias, religión, política, guerras, y otras tantas causas que son perjudiciales para las distintas sociedades. El mejor ejemplo reside en la Orqueta Diván Este-Oeste, fundada por el gran director Daniel Barenboim en 1999; donde se dan cita jóvenes talentos de creencias judías, cristianas, musulmanas...unidos estos talentos por el poder de la música. A estas alturas los beneficios de la música para el ser humano son más que evidentes,sin embargo, actuales planes de estudios pretenden relegar e incluso hacer desaparecer la música;esto sería dar un paso hacia atrás en la evolución del ser humano y privarlo de algo que le pertenece per se, que a la larga solo generaría ignorancia, perjudicando la calidad de vida y a la sociedad.

L. Valverde

domingo, 24 de marzo de 2013

LA MUERTE DE UN GENIO: BEBO VALDÉS


Como músico me siento obligada a hacerle a Bebo un pequeño homenaje. El pasado 22 de marzo se nos iba Bebo Valdés a los 94 años de edad, descansa ya eternamente aunque siempre permanecerás con nosotros, gracias a ese legado musical tan grande que nos has dejado. Bebo gran maestro y compositor, pionero de la música cubana y jazz afroamericano. MÚSICOS DE TODO EL MUNDO NO TE OLVIDAMOS, GRACIAS POR TU MÚSICA.

Aquí dejo la noticia de su muerte: (Fuente el País Cultura)

Ya se sabe que en la música cubana hay abundancia de genios y nombres imborrables. Sin duda, entre los que hay que escribir con mayúsculas está el de Bebo Valdés, fallecido en Suecia a los 94 años de edad, después de pasar los últimos años de su vida residiendo en Benalmádena (Málaga) enfermo de Alzheimer. Bebo fue protagonista de momentos de oro de la música cubana, además de ser precursor de las famosas descargas de jazz afrocubano y creador de un ritmo propio, la batanga, que arrasó en la isla en los años cincuenta. Era padre de otro pianista y compositor genial, Chucho Valdés, quien se traslado a Málaga a cuidarle en los últimos momentos de su vida. Hace aproximadamente dos semanas, los hijos de su última esposa, la sueca Rose-Marie Perhson, que falleció el verano pasado, se llevaron a Bebo de Málaga a Estocolmo en contra de la voluntad de Chucho, pero esa es otra historia.

El verdadero nombre de Bebo era Ramón Emilio Valdés Amaro y nació el 9 de octubre de 1918 en Quivicán, un pequeño pueblo de guajiros y tierras rojas a 40 minutos de La Habana. Desde que nació Bebo llevaba la música en el ADN. Antes de salir de Quivicán fundó con un amigo de la infancia su primera banda, la Orquesta Valdés-Hernández, y desde entonces compaginó el piano con su vocación de arreglista y compositor.

En los años cuarenta, estando ya en la orquesta de Julio Cueva, compuso uno de sus primeros mambos, La rareza del siglo, en momentos en que la música popular cubana se modernizaba a toda velocidad.

A partir de 1948 y hasta 1957 trabajó en Tropicana, donde acompañó e hizo arreglos para la vedete Rita Montaner. Su orquesta, Sabor de Cuba, y la de Armando Romeu actuaban cada noche en el show del famoso cabaret y allí compartieron escenario con grandes artistas norteamericanos, incluido Nat King Cole, con quien llegó a grabar algún tema.

Por aquella época el jazz arrasaba en Estados Unidos y los músicos norteamericanos viajaban a la isla para descargar con sus colegas cubanos. Bebo participó en no pocas de aquellas legendarias jam session, que tenían como animador principal al percusionista Guillermo Barreto. En medio de aquel hervidero, el 8 de junio de 1952, con una banda de veinte músicos dio a conocer en los estudios de RHC Cadena Azul su nuevo ritmo, la batanga. Entre los tres cantantes que integraban aquella orquesta estaba el gran Benny Moré.

A finales de los cincuenta Bebo colaboró con Lucho Gatica, en México. En 1960, en medio de una gira decidió exiliarse en Estocolmo (Suecia), donde se caso con Perhson y rehízo su vida. Durante más tres décadas estuvo alejado de la música. Sólo amenizaba las veladas en el piano-bar de un hotel de la capital sueca cuando, en 1994, lo llamó Paquito D´Rivera y le invitó a grabar un nuevo disco, Bebo Rides Again, una colección de clásicos cubanos junto a temas originales de Valdés.

En el año 2000 fue el cineasta Fernando Trueba quien le redescubrió y le invitó a participar en su película ‘Calle 54’. Bebo se reencontró entonces en un escenario con su hijo Chucho y también con sus viejos amigos Israel López Cachao y Patato Valdés. Tras terminar el documental, Trueba grabó a los tres el disco ‘El arte del sabor’, que obtuvo el Grammy al Mejor Album Tropical Tradicional en 2001, primero de los nueve que obtuvo Bebo en los años siguientes gracias a su colaboración con el cineasta español.

Poco después triunfó nuevamente con Lágrimas negras, un álbum de temas cubanos con alma gitana realizado con el cantaor Diego el Cigala, con el cual obtiene otro Grammy y tres discos de platino en España. Con Trueba hizo ocho discos y se convirtió en el protagonista de su documental El milagro de Candeal, rodado en la favela del mismo nombre en Salvador de Bahía con Carlinhos Brown. También hizo la música y sirvió de inspiración para ‘Chico y Rita’, la película de animación dibujada por Javier Mariscal que fue nominada al Oscar en 2012.

Su último disco fue Bebo y Chucho Valdés, Juntos para siempre’, un homenaje en el que padre e hijo repasaron juntos el repertorio y los ritmos de la música cubana que siempre tocaron juntos y que Bebo interpretó como nadie.

Anoche, la muerte de Valdés fue recibida por Mariscal con dolor pero a la vez con el recuerdo azul de su alegría y sobre todo de su elegancia. “Bebo era la esencia de lo mejor de Cuba: todo en él era especial, su forma de tocar, su manera de caminar, su risa, su elegancia para todo”. El diseñador recordó las charlas y momentos musicales que pasaron juntos con Trueba durante la preparación de Chico y Rita y cómo, a través de los recuerdos de Bebo, él descubrió de nuevo Cuba. “Yo estaba enamorado de Cuba desde pequeño, y conocía el país y sus gentes, pero redescubrirla a través de los ojos y de la sensibilidad de Bebo fue algo especial”, afirma. “Bebo representaba la esencia de Cuba y de lo mejor de su música”

El músico de Quivicán fue una de las inspiraciones del personaje protagonista de Chico y Rita, un pianista de la época de oro de la música cubana atrapado por el amor de una mulata y aquella Habana mágica. Mariscal, que piensa en imágenes, asegura que Bebo tocaba como “si de pequeño hubiera metido en una lavadora todas las partituras de Lecuona y de los mejores compositores de la música cubana”, atrapando fragmentos deshilachados y notas de cada uno e “incorporándolos a su espíritu”.

El contrabajista Javier Colina, que en 2007 ganó un Grammy con Valdés por Live in Vllage Vanguard, disco que grabaron a cuatro manos durante una semana en el mítico club de Nueva York, asegura que “aquella semana fue “la más feliz de su vida”. “Bebo no tenía igual”, aseguró. Chucho Valdés, que se mudo a Benalmádena a pasar junto a su padre los últimos años de su vida y se opuso a su reciente traslado a Suecia, se despidió de su padre como el “más grande” y con la felicidad de haber hecho antes de morir el disco Juntos para siempre.